jueves, 10 de junio de 2010


Y sale corriendo,guapa,alegre,con sus pantalones ajustados,su bolsa de malla,su pelo castaño claro al viento,recogido con una cinta azul.Y los ojos azules o verdes,según la luz.Alessandro se queda allí quieto,mirándola.Sonríe para sí.Y de repente,como si decidiera echárselo todo a la espalda,sale detrás de ella,corriendo como un loco por via del Corso.Adelante,siempre adelante hasta girar a la derecha,hacia el Panteón,con la gente que lo mira,que sonríe,que siente curiosidad,que deja de hablar por un momento antes de volver a su propia vida.Alessandro corre tras Niki.Ya casi la alcanza.Vaya,piensa Alessandro,parece una de aquellas viejas películas en blanco y negro,estilo Guardias y ladrones con Totò y Aldo Fabrizi,cuando corrían por la vía del tren.Sólo que Niki no le ha robado nada.Y no sabe que,en realidad,le está regalando algo.

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